lunes, 30 de abril de 2007

Keloide


Ando tallándome las palabras
esculpiéndomelas en el cuerpo como carimbo
cincelando poco a poco las capas de piel media negra, media blanca, media azul, media naranja
media media, media tez.

Voy cavando hasta llegar al rosáceo carne viva donde todo arde
y allí introduzco el escapelo vivisectándome...
viéndome correr y corriéndome en las tintas, en el papel, en el cuerpo, en mí,
salpicándome yo, a mí misma, a chorros fuera de mí.

Me tallo las palabras en artificio epidérmico...
keloides, una sutura al relieve...

Imagen de Deviant Art-Proseuche

viernes, 20 de abril de 2007

¿Yo, Penélope?


Tejo y destejo
en acto contínuo y reversible
Construyo tu regreso en idas y venidas,
en subidas y bajadas de agujas
.60, .75 y 1.25
Pero en las noches
cuando el mundo duerme,
sigilosamente y a escondidas
te desvio entre nudos deshechos y desechos.
Pierdes el camino
y yo desde mi centro te encamino y te pierdo.


Destejo para quedarme con tu reino
para meterlos a todos en mi lecho
para que, al fin y al cabo, permanezcas en el texto
... perdido.
Imagen de DeviantArt de GeodeLady

martes, 17 de abril de 2007

Aneurisma



La sangre de venas henchidas
y distrofiadas
tensionan el punto débil y anómalo.

El latido latiendo late,
la lámina punge
empuja
hiere
Y estalla el cúmulo de todo en todo
y me desangro rápida y torrencialmente toda
adentro.

Imagen de Andrzej Loesch

viernes, 6 de abril de 2007

Otro silencio

Saber las palabras, tenerlas, atropellarlas. Juntarlas poco a poco o en bonche y atragantártelas. Y en ello, la traquea mutilada, las cuerdas vocales callosas, atrofiadas de tanta palabra en riversa. Como resultado, la asfixia por tanta palabra que se resiste y que revierte en el acto cuasi bulímico de decirse nuevamente, rebelde. Y el taco pungiendo, ulcerando lentamente la pared hasta el esófago. Y entonces, la logofagia y luego el reflujo que quema, que se cuela por el hueco abierto entre los ya dichos esfínteres. Líquido de palabras en los pulmones, pulmonía. La mordaza mata por erosión y asfixia lenta.

lunes, 2 de abril de 2007

Sí, siempre

Lo he sabido siempre:
que este no es el lugar, que no existe, que me faltan las palabras, que esas nunca fueron las que quise, que no hay espacio para mí, que estoy aquí tratando de forjarme algo, lo que sea, pero pronto para no caducar, que aquí no hay más que lo que escribo, que no escondo nada, que no entiendo la mitad de lo que quiero decir, que siento una pasión irreductible por mi patria, que mi modus vivendi se reduce a un sólo problema existencial (que ni sé de dónde vengo ni hacia dónde voy), que no tengo la mínima idea de por qué escribo, que estoy perdida y extasiada siempre sin que pueda describirlo y, muchas veces, hasta sin saberlo...

Llego a mí

Para encontrarme tuve que extraviarte en el camino de los otros como si ellos pudieran darme lo que me faltaba. Como si allá, lejos de mí misma, estuvieran las palabras mágicas capaces de ofrecerme lo que ando buscando. Desde la distancia miro lejana el espacio vacío de lo que fui y que, tal vez hoy, sigo siendo. Y lloro por el reencuentro de mí conmigo. Llego a mí sin conocerme, llego a tí desconociéndote. Y en esta amarga falta de saber lo que eres y lo que soy nos allegamos. Para darme, traes toda tu historia trunca y hasta fallida. Yo, en respuesta, quisiera vengarte y traerte como evidencia mis manos ensangrentadas...