lunes, 20 de noviembre de 2006

Ven

Ven. Léeme. Entra en este juego donde crees que te revelo algo de mi vida. En donde te haces de la idea de que eres mi confidente y de que me conoces porque has leído alguna que otra cosa que he escrito por aquí.
Ven. Juguemos con esta idea de la confidencia, en donde te digo lo necesario para que te quedes conmigo sin que sepas nada de mí.

Vampira

Yo también tengo un lado sangriento
que no tiene que ver con el dolor ni con la biología.
Es el lado sangriento de la vida
en la que soy vampira,
en la que me apasiona la muerte,
en la que el dolor es alegría,
en la que me siento espantosamente viva...

©Jara Ríos

sábado, 18 de noviembre de 2006

Sin toque de misterio

Alguna vez pensé que esta vida, por ser mía, estaría llena de algún misterio interesante que la haría vivible. Que tendría algo más que dar que esta simpleza en las palabras, que este malestar y que esta idea ridícula de ser especial. Y resulta que después de todo lo vivido, después de tanta gente que aún recuerdo vívidamente, después de tanto momento mío o tuyo o nuestro... nada ha dejado en mí ni un sólo aire de misterio. No guardo ningún secreto y aunque para muchos esa es la gran solución del acertijo, para mí, es un error imperdonable.

© Jara Ríos

miércoles, 15 de noviembre de 2006

Afásica

Hay una cierta afasia que me distingue; una imposibilidad de agarrar bien las palabras que pienso. Las conozco y ellas a mí. Me saben de la misma manera en que yo las sé, pero escapan, se esconden, desaparecen como si para ellas este asunto de expresarse o de “ser exterior” fuera cosa de juego. En el escenario de mí, sólo las palabras simples y del diario aparecen. Estoy completamente atrofiada. El pensamiento no se detiene, pero la palabra rica, precisa y justa me evade por completo. Este síntoma, a medida que se acrescenta, promete encarcelarme impidiéndome aún las palabras de siempre y cuando eso suceda tendré tantas cosas que decir...

© Jara Ríos

martes, 7 de noviembre de 2006

Hora callada

Hay una hora en que todo se calla: las palabras, las calles, el silencio. Y en ese momento no tengo nada que ver con el mundo y el mundo no tiene nada que ver conmigo. En esa hora callada de la ciudad en que nunca he habitado y en que ese sedentarismo se apodera de todo, me vuelvo nómada, viajera de mi misma. Y me canso de las palabras, de todo lo que tiene el efecto de surtir en mi cualquier cosa... y me canso de mí misma que no sé decir lo que siento, que me escapo de mí en horas así como estas.

© Jara Ríos

Cardenales

Es la herida que sangra y
los lugares que golpeo continuamente en mi cuerpo
los que duelen.
Son los espacios donde habitas,
el lugar del contagio.
Y en esta tarea de la escritura
nadie sangra
nadie muere
más que yo.
Y aquí
sólo yo me divido
sólo yo me purgo,
purgo al yo y no de ti y no a ti.
Es la herida que sangra y
los lugares donde me castigo
los que duelen.
Porque de alguna manera tiene que hacerse visible el dolor,
aunque el cardenal sea sólo el fantasma de la arteria rota
de la vena estrangulada y
esclerosada por mis manos.

Quiero que lo veas escrito en mi piel...
tu nombre...
Es allí el lugar donde te sangro.

© Jara Ríos

sábado, 4 de noviembre de 2006

Masoquismo

Existe en mí una especie de complicidad entre el dolor y la escritura. Un sine qua non de todo este ejercicio escritural. Es que escribir duele. Es que el dolor me vuelve productiva. Es que me gusta este dolor de la escritura, este horrible ardor que me obliga al proceso mayéutico de la palabra.

© Jara Ríos

viernes, 3 de noviembre de 2006

Rastro

Aquí donde sólo se escucha el sonido de un lápiz sobre el papel, los tachones y unas pausas, existe algo así como un simulacro del silencio. Entonces, pienso.... Estoy perdida, obsesionada com que exista por aquí algún vestigio de ti.

© Jara Ríos

Esquizoide


Lejos, una distancia suficientemente segura
para evitar el contacto,
para inventarme la tranquilidad.

Lejos,
para mantener la locura
de este desasosiego que me provocas.

Lejos,
para no perder esta distancia segura
desde donde te evoco.

© Jara Ríos


jueves, 2 de noviembre de 2006

Silencio


Hay momentos en los que aburre el silencio,
donde lo que existe es una monotonía absurda
de ridícula quietud.

Hay momentos en los que el silencio aterra.
Cuando aturde su presencia
y es un bullicio interno de palpitaciones horribles.

Silencio aterrador de estar con uno mismo.

Momentos donde se hace tangible la soledad...

© Jara Ríos

Foto tomada de http://www.imagiverse.org/interviews/markvasconcellos/solitude.htm y propriedad de Mark Vasconcellos