sábado, 17 de julio de 2010

Otra vida

De a ratos la deseo
con una fuerza bestialmente melancólica
y la voy arrastrando a mi tiempo
en la desorganización de los cajones
que voy abriendo en pleno desquicie
al tirar unos cuantos nombres al aire, a lo Proust.
La voy pensando y la extraño por que viven allí:
la bruja, el cuco y el hombre del saco...
Los locos, los muertos
mis utopias, los sueños
Contemplo las ciudades en las que he vivido
y las que con historias o con amantes he deseado
allí los dioses y ellos se confunden
y somos lo que nunca fuimos
dándonos a la molienda trapichera
sin miedo al cuerpo ni al deseo
De a ratos la veo y me falta
me falta y la envidio
porque es otra
definitivamente otra
la vida que vivo
mientras la deseo...

1 comentario:

Leonardo dijo...

Uf!
¿Cuántos podríamos poner la firma aquí?
¿Será un consuelo convertir ese padecimiento en literatura?
¿Por qué esa manía humana de ir guardando la vida en un cajón en lugar de vivirla?
Y lo terrible, lo más terrible, sólo nos queda la rabia.
Un abrazo